lunes, 6 de junio de 2016

Restaurando III - Juzgando la Moral

Restaurando la Iglesia III

Juzgando la Moral

Apuntes de elementos que afectaron el proceso de elección episcopal.



Señor, 
te rogamos que restaures tu Iglesia.
Que participemos de manera real y en los negocios de tu reino.
Te pedimos por una gobernanza justa y democrática en nuestro país 
y en nuestra Iglesia.
Impacta las vidas que te conocerán y a tu pueblo que te ama.
Restaura tu Iglesia, Señor.
Amen.


Juzgando la Moral


La idea de definir la moralidad de por sí es una controversia social que se debate por siglos. Ciertamente deseamos que nuestro/a Obispo/a exhiba buenos principios éticos, morales y religiosos pero no es menos cierto que no tenemos una definición adecuada ni los mecanismos para evaluar la moral. Sin embargo el Libro de la Disciplina, indica que: 

“Sólo se elegirá a membresía a plena conexión a quienes sean de carácter moral incuestionable y piedad genuina, sólidos y puros en la doctrinas fundamentales del cristianismo, y fieles en el empeño de sus deberes”

Así que una vez una persona es nombrada presbítero/a significa que la Iglesia ya le reconoció estos atributos. Siendo el caso que los/las candidatos/as a Obispo son presbíteros/as es incongruente y hasta ofensivo que le pidamos que de alguna manera comprueben su moral. 

La Comisión de Nominación Episcopal pretendió evaluar el carácter moral de los candidatos/as entrevistando familiares (que a mi parecer es una intromisión indebida en la privacidad de los/las candidatos/as ) y solicitando certificados de buena conducta y estados financieros. 

Un documento no afirma ni niega la moralidad de alguien, particularmente cuando no hay un consenso sobre los criterios a usarse en la evaluación. Estos requerimiento de la Comisión surgen de una interpretación simplista de la Disciplina que hasta ahora nadie ha considerado.

Este mecanismo de evaluación es cuestionable, potencialmente injusto y peligroso para la Iglesia ya que se presta a la interpretaciones subjetivos de los supuestos hallazgos. El mismo provocó incomodidad e inquietud y contribuyó a un ambiente de tensión y malestar innecesario en la contienda episcopal.

Es imprescindible que clarifiquemos las reglas para no imponer cargas innecesarias sobre nuestros/as candidatos/as a obispo/a. Proponemos limitar la función de la Comisión a uno de facilitador, hacer recomendaciones y supervisar los procesos de elección episcopal para garantizar que se den en forma justa y democrática.

Síndrome del Huevo o la Gallina


La Comisión de Nominación Episcopal solicitó a los pre-candidatos entre otras cosas, “un plan estratégico para conocer y evaluar sus proyecciones y plan de trabajo.

En primer lugar: No le corresponde a la Comisión evaluar las estrategias del Candidato sino a la Conferencia. 

Cuando elegimos un una Obispo; elegimos una persona, no aprobamos un programa.

Segundo: El plan estratégico, las proyecciones y el plan de trabajo es tarea de toda la Iglesia incluyendo el equipo programático de la Conferencia en conjunto con el/la Obispo/a, su gabinete y otros oficiales. No hay que reinventar la rueda. 

Tercero: Lo que la Iglesia necesita saber es que cualidades posee el/la candidato/a para dirigir los esfuerzos y adelantar el proyecto de la Iglesia.

Así que fomentar un evento en donde los candidatos le “vendan” sus propuesta a la Iglesia es un sinsentido y confunde el papel de legislar con el papel de dirigir. Como el huevo y la gallina, no podemos confundir el orden de las cosas; primero la Iglesia establece las metas y luego el/a Obispo dirige el esfuerzo en lograrlas.

Una vez tengamos claro que la función episcopal según la disciplina es uno de "presidencia y supervisión", es decir de dirigir y velar; entonces podemos entender que hace falta limitar la función de la Comisión a uno de cotejo de los requisitos disciplinarios requeridos. 

La Campaña Electoral ¿Programa? ¿Cuál Programa?


Las campañas electorales no son la mejor manera de escoger un o una obispo. Pregunten a cualquiera cuales son las diferencias fundamentales entre los programas de los/las candidatos/as a ver si se acuerdan de alguno. En realidad una campaña electoral es un evento publicitario y lo que hace es manipular la imagen del/la candidato o candidata. La campaña no contribuye a la exposición de las ideas del candidato ni provee equidad al proceso.

El acercamiento tímido de conducir un evento educativo de parte de la Comisión no resolvió los graves problemas que la campaña electoral produce. 

Parece que no hubo acuerdo con las pautas de como se conduciría la campaña; si lo había, no habían los mecanismos o el ánimo para imponernos. Esto se evidenció por el gran número de actividades llevadas a cabo fuera de las programadas por la Comisión de Nominación Episcopal. Todo esto ocurre pese a que la Disciplina establece en el párrafo 606.8 que:

Para que haya justicia y equidad en la promulgación de propuestas de los\ las candidatos\as al Episcopado, la Comisión de Nominación Episcopal tendrá a su cargo todo el proceso…  Ningún candidato/a podrá iniciar un proceso fuera de lo ya establecido por la Comisión.

Creo que estarán de acuerdo conmigo que necesitamos una reforma completa de la selección episcopal. Necesitamos pautas claras y operacionales de que se permite y que no se permite y los mecanismos para garantizarlas. 

Estas pautas deben surgir de una reflexión profunda de porqué elegimos un/una obispo e implantar un sistema que garantice democracia, participación y los mecanismos que aseguren que todos/as cumplan cabalmente con las directrices. 



Continuará...

David Febo Serrano

Nota:
En ningún momento este artículo se refiere a los/as candidatos/as al episcopado o a persona alguna dentro de la Iglesia Metodista de Puerto Rico. Su preocupación es con las fallas en las estructuras, sistemas y mecanismos eclesiásticos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario