miércoles, 10 de agosto de 2016

EDUCACIÓN :: LIBERACIÓN



EDUCACIÓN PARA LA LIBERACIÓN

Entre mis archivos, entre papeles viejos, encontré un artículo sobre Educación Cristiana. El mismo data de cuando participaba del abandonado proyecto “Fundación de Estudiantes Metodistas” y que obtuve de la biblioteca del Seminario Evangelico. El artículo escrito por Hugo Ortega se remonta a década de los setenta. El nombre del artículo es:  Educación para la Liberación. 

El artículo es un reflejo de cuando la Teología de la Liberación estaba en apogeo en Latinoamérica. Eran tiempos de crisis, miseria, colonialismo y dependencia, y un despertar de la iglesia a dejar de ser un instrumento del estado opresor y convertirse en practicantes de un evangelio de liberación.

Me llamó la atención la similitud de la situación de Puerto Rico en el 2016 con la que prevalecía en Latinoamérica hace medio siglo y que forjó la Teología de la Liberación.

Vivimos un momento en que el futuro de Puerto Rico es incierto. El gobierno de Puerto Rico está en quiebra y sin poderes para actuar sobre ello. El gobierno de Estados Unidos impone una Junta que tomará todas las decisiones financieras y pone en peligro agencias, servicios básicos, empleos y propiedades del Pueblo de Puerto Rico y aun las pensiones de los retirados para pagarle a acreedores oportunistas.

Ortega comienza indicando que “America Latina vive una situación de colonialismo y dependencia que la afecta en su vida económica, política, social, educativa y religiosa” . Dice que este estado de cosas requiere una Acción Liberadora.

El autor cita La Asamblea del Consejo Mundial de Educación Cristiana (1971) 

“La liberación es… la obra de Dios en el mundo para la eliminación de las causas de la esclavitud y la completa realización de una nueva vida que se concreta en la comunidad, solidaridad, respeto e igualdad, de acuerdo a la verdad manifestada en el Evangelio”.

Ortega nos muestra que es incuestionable que la eliminación de la dependencia entraña la liberación y que nuestra sorpresa al entender esto surge de nuestra parcialidad en leer e interpretar las escrituras.

La Teología de la Creación hace al hombre co-creador del mundo, hacedor de su vida y responsable de su historia.

Gen 1:28 “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”


Génesis 2:15 “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. 19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo…”

Según Ortega la liberación tiene profundas raíces bíblicas como hace constatar en los orígenes del pueblo hebreo y la liberación de Egipto. No se trata de una liberación espiritual al interior, aunque la incluye, sino la liberación histórica de una realidad opresiva. La misión de Moisés es concreta y política como lo muestra el texto en Éxodo 3:

9 “El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. 10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo…”

Dios promete estar presente.

12 …Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo…”

La liberación no será fácil pues por delante tienen el desierto, la incertidumbre, una nueva forma de gobernarse, nuevos enemigos y nuevos riesgos. Sus luchas siguen al encontrarse con pueblos palestinos como podemos ver en Josué 11:

16 “Josué logró conquistar toda aquella tierra… 17 También se apoderó de todos los territorios…  …capturó a todos los reyes de esa región y los ejecutó, 18 después de combatir con ellos por largo tiempo.

Los libros proféticos hablan de la injusticia y la opresión: Amós, Isaías y Jeremías se encarnan en una realidad concreta del pueblo en lucha por la liberación. Jesús resume la linea profética -denuncia y acción- y sus hechos nos quedan como paradigmas de “la proclama”:

Lucas 4:18 “El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados.”

y “la praxis”: Marcos 5

1 “Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos.” 2 “Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo…” 
6 “Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él.” 7 “Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.” 8 “Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo…”
15 “Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo.”
19 “…Jesús… le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.” 20 “Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.”

¿Dónde está la tarea educativa? La Biblia nos provee la enseñanza surgiendo de la acción. 

Desde el compromiso humano por un lado y creyente por otro es que puede partir una tarea educativa genuina, auténtica y sobre todo evangélica. Es pasar de la reflexión a la acción. 

Según Ortega y concuerdo con el, no se puede hacer una teología desde lo abstracto y el desapego. No se puede hacer educación y llamarla cristiana partiendo del desarraigo y alienación de nuestras comunidades sino de un cristianismo vivido en el quehacer histórico de los pueblos. No puede haber una educación cristiana de la Iglesia, sino una educación en fe de los cristianos en el mundo. Así nos lo enseñó el Señor en Juan 17:

15 “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.” 16 “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.” 17 “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” 

18 “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.”

Dios nos liberta,
David Febo


David Febo Serrano

martes, 2 de agosto de 2016

Seamos Adoradores


Seamos Adoradores


¿Es Adorar otra palabra para alabar?

No.

Adorar y alabar son acciones diferentes. Es un error identificar ambas como si fueran lo mismo. Se puede decir que hay alabanza cuando adoramos a Dios pero adorar es más, es mucho más.

ALABAR

Alabar es el ejercicio de celebrar, y expresar júbilo, gozo y alegría. Es una forma mayormente verbal pero puede ser visual o corporal de reconocer a Dios en forma cantada, en oraciones a viva voz y declaraciones públicas indicando la grandeza y gloria de Dios. Vean el Salmo 92:1-5. Es un ejercicio de celebración.

Dios altísimo,
¡qué bueno es poder alabarte
y cantarte himnos!
¡Qué bueno es poder alabar
tu amor y tu fidelidad!

También hay modos visuales de alabar y expresiones corporales como colocarnos de rodilla, el baile o danza representativa pueden ser expresiones de júbilo y la música entre otras. Alabamos cuando estamos activos cantando, orando, moviendo nuestros cuerpos. Tal es la naturaleza de la alabanza que al igual que todas las acciones que Dios nos pide requiere de nuestra participación activa y eficaz. 

Cuando nos congregamos a escuchar la música y disfrutar de las danzas no necesariamente estamos alabando ya que como pasivos; estamos viendo a otros alabar y somos espectadores de una alabanza  pero no estamos alabando activamente. Igual nos puede pasar al adorar, la actividad de adoración requiere participación real y efectiva.

Alabar es una de las actividades más importantes en la fe cristiana ya que nos recuerda quien es Dios y como Él se relaciona con nosotros. Sin embargo el error que cometen muchas congregaciones que desarrollan todo su culto a Dios como una celebración o fiesta para Dios y se olvidan que Dios no nos llamó solo para alabar sin para servir. Allí es donde encontramos útil el término de adorar y su significado más amplio y abarcador que alabar.

ADORAR

La palabra griega “proskuneo”, Juan. 4:24 se traduce a menudo en el nuevo testamento como "adorar"  y significa "postrarse delante" o "arrodillarse delante." Es una entrega total y sin reservas.

Servir al prójimo es adorar a Dios.
Luego tenemos la palabra, también en griego “latreuo”, Filipenses 3:3 que se refiere a servir, como si fuera un esclavo, pero servir a Dios. Lo mismo significa ministrar, es decir ministrar para Dios.


El nuevo testamento también usa la palabra “Sebonai" Mateo 15 como “temor y reverencia" lo cual me hace pensar en la obediencia y el servicio nace de adentro y no necesariamente lo que expresamos verbalmente ya que según Mateo es posible honrar a Dios falsamente porque no es de corazón y no hay verdadera obediencia. Así que no es lo que decimos con nuestra boca sino lo que hacemos con nuestras vidas el verdadero significado de adorar.

Cuando adoramos no está ausente de la alabanza ya que para adorar hay que comenzar con el reconocimiento de Dios. Lo que es y lo que significa en nuestras vidas. Pero adorar no se queda allí y que al reflexionar sobre este concepto vemos que se convierte en entrega total, obedecer y servir. No es una una emoción son acciones concretas que salen del corazón.


Esta entrega es una entrega de amor verdadero, de un amor que nos es regalado primero de parte de Dios a nosotros y luego en respuesta de parte de nosotros a Dios. Se crea una relación especial con Dios, una relación íntima, una relación de amor. En esta relación Dios nos reconoce como suyos, nos limpia, nos perdona y son capacita para servirle. Adorar es obedecer, es cumplir por amor la voluntad de Dios así que nuestra obediencia se convierte en servicio a Dios. 

¿Que servicio quiere Dios que hagamos por Él? ¿Como le vamos a servir? Dios quiere que le adoremos en espíritu y en verdad. Que desde el corazon tengamos compasión con nuestro prójimo. No necesita grandes celebraciones y continuas alabanzas. Sobre eso el Señor dijo: “Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí”. 

El desea que movidos por un verdadero amor a Dios y a nuestro prójimo le sirvamos con compasión. Servimos a Dios cuando servimos al prójimo. 

El prójimo es el necesitado; es el caído y sin esperanza; es el explotado, la víctima de la injusticia de la opresión social, económica y política. Es el engañado por los valores falsos de nuestra sociedad, es el perdido en el pecado sin amor. A ese le tenemos que servir y ese servir es adorar a Dios con espíritu y verdad. 



Luego que hemos cumplido con Dios en verdadera adoración entonces podemos alabar con júbilo por que hemos cumplido la voluntad de dios.

Dios nos restaura,
David Febo

David Febo Serrano