lunes, 20 de febrero de 2012

No tratemos de construir el Reino de Dios

Febrero de 2012
San Juan, Puerto Rico.

No tratemos de construir el Reino de Dios.

Samuel D. Febo-Cotto

Hace algún tiempo hablaba con un joven de la Iglesia Bautista respecto a las formas en las que hacemos iglesia.  El joven, José García es nieto del reconocido Rvdo. Ángel Luis Gutiérrez quien fuera Ministro Ejecutivo de la Iglesia Bautista en los 70. Sucede que Joselito, como cariñosamente le conocemos, me comentaba cuan ineficientes podemos ser como comunidades de fe a la hora de realizar la labor cristiana a la que hemos sido llamados.  Su preocupación no era por asuntos de moralidad o ética, sino por un problema superior y de mayor importancia; el asunto de la búsqueda de la perfecta Justicia de Dios, de su Paz, de su Misericordia y de la Expansión del Reino. Concluimos que no era que fuésemos ineficientes en sí, sino que habíamos desobedecido al llamado de Jesús.  

Muchas personas en primera instancia podrían pensar que ese desobedecer a Jesús, se refiere al encuentro con el pecado, sin embargo, realmente se refiere a la construcción de reinos.  No hay duda de que sabemos construir iglesias, tanto que en nuestro país, casi literalmente, hay una iglesia en cada esquina.  Aún así, la justicia de Dios se vive en muy pocos espacios y esto incluye a las iglesias.  En mi opinión, es que hemos visto el mensaje de Jesús y lo hemos ignorado.

Jesús vino a crear un puente entre Dios y lo humano. Puente que se había roto con las estructuras burocráticas de la religiosidad judaizante; ruptura del contrato por parte del ser humano que Dios estableció con Abraham.  Era la sinagoga, cabeza de la institución religiosa la que no estaba propagando el Reino de Dios sino limitando el reino y viviendo en contubernio con el estado.

Hoy día la iglesia; ésta que se construye en nombre de Jesús como alternativa a aquella estructura representada en la figura de la sinagoga, no solamente ignora su mensaje, sino que una vez más, es piedra de tropiezo para que el humano se acerque a Dios.  Joselito me dijo;  Es que estamos tratando de construir el Reino y no expandiendo el Reino. Realmente es así, Jesús no nos llamó a construir el Reino, sino a llevar la Buena Nueva de la Fe en Cristo y obrando así, expandir el Reino.  A fin de cuentas, Solamente Dios puede construir el Reino. Que arrogancia la nuestra de pretender otra cosa cuando nosotros solamente somos mensajeros del Reino.

Para nosotros construir el reino, o como prefiero llamarle, construir muchos reinos o reinitos, es ver iglesias nuevas cada año, es ver más personas en las iglesias y que los erarios del pueblo se traspasen a las iglesias. ¡Es el glamor de la sinagoga una vez más!  Jesús, por su parte no quiso iglesias, no quiso reinos, no quiso dinero.  Me parece que esta idea a de ser novel para la iglesia de hoy, pues las iglesias quieren dinero, prestigio, muchas personas y en general grandes dígitos en todas sus instancias.

Es hora de dejar el engaño del pecado del orgullo, de dejar de tratar de construir reinos y empezar a expandir el Reino una vez más.  Cuando lo tengamos todo listo; que hallamos alimentado al pobre y atendido al desamparado. Cuando hallamos sanado al enfermo y cuidado de la viuda. Cuando hayamos permitido que los niños sean parte prima del Reino. Cuando hayamos obedecido la voluntad de Jesús, en amar al prójimo como a nosotros mismo y a Dios sobre todas las cosas; entonces podremos decir; hemos empezado a expandir el Reino.

[ilustraciones y fotos añadidas por Dialogo-metodista]