miércoles, 25 de febrero de 2015

Género en Perspectiva


Género en Perspectiva





Identificar al individuo a partir de su sexo, es decir, si es varón o hembra es identificar su género. Al hacer esto hemos identificado su género biológico. Cuando asignamos a hombre y mujer deferentes características individuales que no surgen de lo biológico y le asignamos diferentes roles sociales a partir de su género hemos cambiado la perspectiva biológica por la “perspectiva de género”. 


Debo aclarar que educación con perspectiva de género nada tiene que ver con educación sexual y no debe ser asociado con este término ya que se presta a confusión.

La perspectiva de género es una construcción social que identifica lo femenino y lo masculino. Son modelos sociales de hombre y de mujer y no realidades biológicas. Estas establecen formas de conducta para cada persona de lo que debe y puede hacer, de acuerdo al lugar que la sociedad atribuye a su género. 

El problema con la perspectiva de género actual es que discrimina y crea una distribución desigual de poder entre géneros en todas las clases sociales.

Por razones culturales se hace difícil distinguir las características masculinas y femeninas entre lo biológico y lo adquirido socialmente. Según investigaciones recientes, diferencias de comportamiento inherentes al género sexual son mínimas y no implican superioridad de un sexo sobre otro.

La perspectiva de género no es casual e incidental sino que tiene una historia y desarrollo en las sociedades a través del tiempo. Por ejemplo limitaciones asociadas a la maternidad relegaron a la mujer a posiciones de desventaja y falta de poder. Muchas de estas limitaciones son mínimas o inexistentes en sociedades modernas pero la perspectiva sobre la posición de la mujer no cambió y se mantuvo la iniquidad. Estas condicionantes no son causadas por la biología, sino por las ideas y prejuicios sociales, que están entretejidas en el género. O sea, por el aprendizaje social. Sepa usted que un hombre no puede lactar a un bebé pero nada impide que le dé una botella de leche. 

La perspectiva de género se reproduce socialmente a través de las instituciones sociales como la familia, el escenario laboral, la educación y la iglesia entre otros. 

Un desarrollo más equitativo y democrático del conjunto de la sociedad requiere la eliminación de los tratos discriminatorios contra cualquier grupo. En el caso específico de las mujeres, se ha vuelto una necesidad imperante eliminar la discriminación femenina. Se trata de fomentar una perspectiva de género de justicia y equidad. 

Uno de los elementos importantes para lograr este cambio de perspectiva es a través de nuestro sistema educativo. No se trata de un curso de perspectiva de género; se trata de fomentar una perspectiva de género sano y equitativo desde la niñez. Romper con las nociones de que los niños son agresivos y las niñas sentimentales es necesario ya que esta perspectiva afecta tanto a los varones como las féminas. Que un libro escolar muestre a los varones como los médicos, ejecutivos e ingenieros mientras muestra las féminas como enfermeras, secretarias y amas de casa crea una perspectiva de género discriminatorio y es dañino a la sociedad y en especial al género femenino. Cambiar esos roles a roles equitativos es educar con perspectiva de género.

El Obispo de la Iglesia Metodista de Puerto Rico Rafael Moreno Rivas emitió una carta pastoral el 14 de febrero de 2015. Invito a leer la misma en este mismo Blog (dialogo metodista). En su misiva el Obispo apoya la educación con perspectiva de género en Puerto Rico. Apoyamos al obispo en esta postura y le aplaudimos. Esta postura es moral y cristianamente adecuada. La Iglesia Metodista ni el obispo debe retractarse de esta posición por presiones de grupos o sectores dentro y fuera de la iglesia. Importante es además que se abrió el tema al dialogo y les invito a participar del mismo.

sábado, 14 de febrero de 2015

Perspectiva de Genero



Carta Pastoral del Obispo Rafael Moreno Rivas dirigida a la Iglesia Metodista de Puerto Rico y al pueblo de Puerto Rico sobre la Educación con Perspectiva de Género

13 de febrero de 2015


Histórica y culturalmente las sociedades han servido de instrumento para sostener relaciones desiguales entre los diversos grupos que la componen. Estas desigualdades suelen materializarse en múltiples manifestaciones de violencia, la cual exacerba los deseos de poder y control de personas y grupos sobre otras y otros, atentando contra los derechos humanos más fundamentales. Nuestro terruño borincano no está exento de estas dinámicas, echar un vistazo a cualquier rotativo del país pone de manifiesto las múltiples caras de la violencia siendo la violencia de género una de estas caras. Estas violaciones de derechos humanos tienen su origen en la desigual distribución del poder y en relaciones de inequidad entre mujeres y hombres, allí se valora en menor grado lo femenino y se privilegia lo masculino. En esta concepción se subordina a las mujeres como grupo social a los hombres.


La violencia doméstica, la violencia sexual, el hostigamiento, la diferencia en la paga a hombres y mujeres por igual trabajo, la falta de oportunidades para el desarrollo del potencial humano son algunas de las manifestaciones de la violencia de género que encuentra en las mujeres sus principales víctimas. Algunas de estas nos resultan más evidentes mediante la cobertura mediática, como lo son las decenas de asesinatos de mujeres y miles de reportes de abuso sexual de menores; sin embargo no son las únicas. Como una estrategia para prevenir y responder a la violencia de género los organismos internacionales han recomendado la educación con perspectiva de género.

La educación con perspectiva de género es una herramienta que nos permite analizar las relaciones y diferencias entre hombres y mujeres antes, durante y después de cualquier proceso. Puesto que contribuye a visualizar las relaciones de poder y subordinación, conocer sus causas y encontrar mecanismo para superarlas, resulta cónsona con los valores del Reino de Dios y los Principios Sociales que la IMPR establece. A través de la educación con perspectiva de género reconocemos las relaciones de desigualdad, opresión e injusticia en la organización social y nos mueve a un compromiso en la construcción de relaciones de género equitativas y justas. Afirmamos la necesidad de la educación con perspectiva de género y que la misma es transversal a todas las esferas de la vida.

La antropóloga mexicana Marcela Lagarde1 (1996) expresa sobre la perspectiva de género que la misma “analiza las posibilidades vitales de las mujeres y los hombres; el sentido de sus vidas, sus expectativas y oportunidades, las complejas y diversas relaciones sociales que se dan entre ambos géneros, así como los conflictos institucionales y cotidianos que deben enfrentar a las maneras en que lo hacen. Contabilizar los recursos y la capacidad de acción con que cuentan mujeres y hombres para enfrentar las dificultades de la vida y la realización de los propósitos”. La Iglesia Metodista de Puerto Rico en su Libro de la Disciplina expresa: “Afirmamos, con la Escritura, la humanidad común del hombre y la mujer, ambos teniendo el mismo valor delante de los ojos de Dios. Rechazamos la errónea noción que un género es superior al otro, que un género ha de luchar contra el otro, y que un género puede recibir amor, poder y estima solamente al costo del otro. Especialmente, rechazamos la idea de que Dios hizo a los seres humanos como fragmentos incompletos, hechos completos solamente en la unión con el otro. Instamos a las mujeres y a los hombres, juntamente, a compartir el poder y control, a aprender a dar y recibir libremente, a ser completos y a respetar la integridad de otros. Buscamos para cada individuo oportunidades y libertad para amar y ser amados, buscar y recibir justicia de Dios, destinados a añadir a, y practicar determinación propia éticamente. Comprendemos nuestra diversidad de género a ser un don de Dios, destinado a añadir a la variedad rica de las experiencias y perspectiva humana; y nos guardamos de actitudes y tradiciones que usarían este buen don para hacer otros miembros de un género más vulnerable en relaciones que miembros del otro género.” (Libro de la Disciplina, 2010. Mujeres y hombres. Párrafo 54 II. La comunidad que nutre, inciso G, p.53) Esta afirmación disciplinaria recoge el principio de equidad que la perspectiva de género promueve.


Además el Libro de la Disciplina establece que: “Creemos que tenemos una responsabilidad por innovar, patrocinar y evaluar nuevas formas comunitarias que alienten el desarrollo del potencial máximo de los individuos. Reconocemos como primordial la comprensión evangélica de que todas las personas son importantes porque son seres humanos, creados por Dios y amados mediante Jesucristo y por Jesucristo, y no porque merezcan significado especial. Por lo tanto, respaldamos aquellas condiciones sociales en las que las comunidades humanas son mantenidas y fortalecidas para beneficio de toda persona.” (Libro de Disciplina, Párrafo 54 II. La Comunidad que nutre, p.49). El autor del Evangelio según San Juan en el capítulo 10 verso 10b nos presenta a Jesús diciendo: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia". Como discípulos y discípulas de Jesucristo tenemos el llamado de continuar el ministerio de nuestro salvador. Esto consiste en promover que tanto mujeres como hombres alcancen vidas plenas, en donde puedan ejercer los dones que Dios ha puesto en ellas y ellos. Ante este panorama la iglesia tiene un compromiso de justicia social y levantar su voz profética. Anhelamos que las mujeres puedan vivir libres de la violencia de género y que tengan igualdad de oportunidades en su desarrollo personal y profesional; de la misma manera que aspiramos a que los hombres puedan validar masculinidades saludables a través de las cuales puedan relacionarse sanamente con ellos mismos, con sus familias y comunidades. Ha sido limitada la inversión que como iglesia y sociedad hemos hecho en esa dirección. La educación con perspectiva de género sería solo uno de los caminos que hay que trazar, pero no el único. La familia, la iglesia, las políticas públicas deben promover y apoyar este proceso de forjar formas de relacionarnos en amor, respeto y equidad entre hombres y mujeres.

En los pasados días hemos observado en los medios comunicación y redes sociales, diversos debates en torno al tema de la educación con perspectiva de género. Estos debates se han concentrado en asuntos que mayormente abordan el tema de la educación sexual. La educación con perspectiva de género y la educación sexual apropiada son dos temas que se relacionan pero que no son lo mismo. Nuestro Libro de la Disciplina también incluye un planteamiento al respecto: “...apoyamos el desarrollo de sistemas escolares y nuevos métodos de educación diseñados para ayudar a cada niño a alcanzar su cabal realización como individuos de valor. Todo niño tiene derecho a recibir educación de calidad, inclusive una completa educación sexual apropiada para su nivel de desarrollo que utilice las mejores técnicas y percepciones educativas” (Libro de la Disciplina, Párrafo 55, III. La Comunidad social, inciso C, p. 58). Como Iglesia Metodista de Puerto Rico también reconocemos la importancia de velar por la educación de la niñez de nuestro país y que la misma sea una responsable y adecuada.

En el conocimiento de saber que de la niñez es el reino de los cielos, y esta el futuro de nuestro país, invitamos a la IMPR al análisis reflexivo en oración, al dialogo respetuoso y a la acción responsable.


En el amor de Cristo Jesús,


Obispo Rafael Moreno Rivas
Iglesia Metodista de Puerto Rico


[ilustraciones y fotos añadidas por Dialogometodista]

1Lagarde, Marcela, “El género”, fragmento literal: ‘La perspectiva de género’, en Género y feminismo. Desarrollo humano y democracia, Ed. horas y HORAS, España, 1996, pp. 13-38.

martes, 10 de febrero de 2015

Posponer y Extender y Limitar


Reglas del Debate




David Febo
Cápsula Seis: Mociones Subsidiaras: 

Con esta serie nos damos a la tarea de orientar sobre las reglas del debate democrático; mejor conocido como Derecho Parlamentario. Las cápsulas se muestran en palabras sencillas en un orden que ayude a entender las reglas gradualmente. Queremos que esta serie sea un guía práctico para tomar decisiones en grupo o en asambleas. Estas reglas están basadas en el Manual de Procedimiento Parlamentario de Reece B Bothwell.


Mociones Subsidiarias: continuado


Son mociones que se aplican a otras mociones ante la consideración de la Asamblea. Usualmente La Moción Principal.


a. Tienen que resolverse antes de resolver la moción ante la asamblea.

b. Las mociones subsidiarias están en orden de menor a mayor prioridad; Las de mayor prioridad se tienen que resolver primero antes de considerar las menores:



Posponer para un Determinado Momento







1. Persigue un objetivo diferente a Posponer Indefinidamente.


2. Se utiliza para dar oportunidad a la asamblea a recibir información y luego tomar una decisión informada o para dar lugar a un asunto de urgencia.


3. Requiere ser secundada, es debatible, enmendable y solo requiere mayoría simple.


4. Desplaza la moción principal y las Subsidiarias presentadas en la Cápsula Cinco.


5. Puede posponer el asunto hasta más tarde en la misma reunión u otra reunión en la misma sesión o para la próxima sesión pero nunca para más ala que la próxima sesión.


6. de aprobarse se deberá incluir en la próxima agenda y considerarse inmediatamente después que se consideren los asuntos que quedaron pendientes en la cesión.


7. Si se refiere para una hora específica; interrumpirá cualquier asunto ante la asamblea menos Levantar la Asamblea y Proponer un Receso. En tal caso se convierte en una Orden Espacial y tiene que aprobarse por Mayoría Extraordinaria. 
 


Extender o Limitar el Debate




Las asambleas usualmente establecen en sus reglas términos de tiempo o turnos para el debate. En ocasiones resulta necesario limitarlos o extenderlos y para eso se utiliza la Moción para Extender o Limitar. La moción:


1. Tiene que ser secundada.


2. No es debatible.


3. Es enmendable.


4. Para extender el debate requiere Mayoría simple.


5. Para limitar el debate requiere Mayoría extraordinaria (2/3 partes de los votantes).


6. Tiene prioridad sobre las demás mociones menos la Cuestión Previa y Dejar sobre la Mesa.


7. Esta moción es aplicable a cualquier moción debatible.


8. Se puede reconsiderar o modificar aun cuando ya se haya aplicado parcialmente.

En nuestra próxima cápsula trataremos la Cuestión Previa extensamente ya que es una moción mal entendida y requiere atención especial.

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jueves, 5 de febrero de 2015

Hipócritas

"Creo que la teología ha evolucionado sin alterar el eje central ni la base de la misma." 

Hipócritas 

Por: Rubén David - Estudiante de Teología
  
Leía un libro de David Kinnaman titulado “Casi Cristianos” donde se exponen las razones principales, según un estudio de campo, por las cuales las personas dejan de asistir o no asisten a la iglesia.  Uno de los capítulos habla sobre la “hipocresía”; sobre cómo los no cristianos creen que los cristianos somos “hipócritas”. 

Captó mi interés porque, según el estudio, no somos hipócritas porque decimos una cosa y hacemos otra, sino más bien somos hipócritas porque no somos abiertos en admitir nuestras fallas, nuestro pensamiento o nuestro estilo de vida.  O sea, los no cristianos nos reconocen como hipócritas cuando creemos que no somos pecadores, cuando no somos abiertos con nuestra vida o cuando intentamos aparentar ser más santos que San Pedro. 

Me impactó mucho saber que, nuevamente según este estudio, lo que las personas no cristianas esperan de nosotros, los que sí nos identificamos como cristianos, son: apertura, honestidad e igualdad.  Esperan que reconozcamos que ambos, ellos y nosotros, somos hijos e hijas de Dios y de este planeta, que somos humanos todos y que el hecho de profesar una fe no nos hace más ni menos que ellos.  

Esto me lleva a pensar que este asunto representa un enorme problema porque muchas veces es dentro de la misma iglesia donde no podemos ser totalmente honestos por miedo a ser juzgados.  Sea porque somos demasiado conservadores y nos acusen de ridículos o homofóbicos o porque seamos demasiado abiertos y nos acusen de pecadores empedernidos. Entendí que es dentro de la misma iglesia donde comienzan muchas veces esos problemas de “hipocresía”.

Este asunto de “hipócritas” dentro la iglesia llamó mucho mi atención, más aún cuando siempre me he considerado una persona con una mentalidad bastante amplia y abierta dentro del cristianismo.  Me crié en un hogar donde la iglesia era y es lo primordial, mis padres y familiares me lo enseñaron así.  No lo acepté, sin embargo, porque me lo presentaran “así porque sí” sino más bien, mi convicción con Jesús se debe a una experiencia real de fe y a un estudio serio y claro que me ha llevado a la conclusión de que vivir dentro de los parámetros y bajo las enseñanzas de Jesús es la mejor opción para mi vida.

No obstante, quizás por la apertura y ambiente familiar en el que me crié, mezclado con los años que pasé viviendo sólo y las experiencias de marginación vividas dentro de la misma iglesia, es que siempre, como dije, he mantenido una mente más abierta. Creo que a veces por esta razón he sido catalogado dentro de la iglesia como uno de esos “hipócritas”. 


Permítame ser honesto y explicar: Muchas personas llegan a creer que mi cristianismo es erróneo, incorrecto y hasta “anti-cristiano” por la manera en que me conduzco diariamente.  No ando con una Biblia debajo de mi brazo.  No ando con cruces ni collares.  Mis comentarios en las redes sociales son bastante sarcásticos, burlones y a veces de un humor pesado.  Disfruto muchísimo series de televisión que rayan en lo irreverente y que se burlan y satirizan el mundo actual.  Puedo, en toda comodidad, sentarme en el balcón de mi casa, con mi esposa, a disfrutar un buen whiskey.  Tengo muy pocos tabúes.

 Creo que la teología ha evolucionado sin alterar el eje central ni la base de la misma y no tengo reparos en admitir mis posturas “controversiales” sobre la aceptación del homosexualismo como una orientación sexual normal en el mundo.

Usted que me lee es una persona igual que yo (cristiano o no) que se conduce diariamente por la vida, disfrutando las enormes bendiciones que Dios nos da. 

La diferencia entre una persona no-cristiana y yo, es que yo lo hago creyendo firmemente en que el enorme amor de Dios me rodea, en que me entiende, en que interviene en mi vida y en que Sus ideas sobre la vida y amor al prójimo proponen, a mi entender, una sana convivencia. Vivo mi vida con Jesús como centro de todo y con la firme intención de compartir Sus enseñanzas con quienes me rodean.

Quizás le suene chocante, pero le aseguro que mi devoción es enorme.  Creo en la evangelización activa, leo la Biblia, leo libros sobre Dios, estoy totalmente comprometido con la causa de Jesús y ¿sabe qué?, no me siento hipócrita, que falto a Dios, ni mucho menos que me alejo de Su propósito por mi comportamiento.  Por el contrario, dentro de la libertad que Jesús me permite, vivo mi vida disfrutando los días, compartiendo con el prójimo y llevando el mensaje de Cristo a todo el que puedo. 

Oiga, yo no soy perfecto ni mejor que alguien.  Decir que el cristianismo y mi devoción a Jesús me sacan de mi humanidad y me alejan de mis defectos no sería una aseveración correcta.  Ser cristiano no es sinónimo de perfección y ser imperfecto no me hace hipócrita.  Ser cristiano, para mí, es creer que Dios, en Su amor infinito, me ama y que a través de Su amor y gracia puedo lograr un cambio significativo en el mundo que me rodea, aún siendo imperfecto.

No creo que lo antes descrito como mi comportamiento normal sean defectos, ni mucho menos que vayan en contra de Jesús, pero en el cristianismo que vivimos hoy en día, muchas veces estas conductas no son aceptables por aquellos que afirman conocer a ciencia cierta el pensamiento completo de Dios.  Yo no creo conocer completamente el pensamiento de Dios.  John Burke explica en su libro “No se admiten personas perfectas” lo siguiente:

“Tiene que haber algo de misterio asociado a Dios.
 De modo que no sepamos a ciencia cierta en la manera en que Él opera.”

No critico quien afirma conocer totalmente los pensamientos de Dios, pero sí admito que yo no los conozco ni los entiendo completamente.  Soy fiel y me adhiero a La Biblia cuando establece:

“Mis pensamientos no son vuestros pensamientos.”

 Por esto, practico mi convicción cristiana de la manera en que entiendo e interpreto correcta, sana, saludable y acorde con Jesús y sus enseñanzas.

Tampoco quisiera que esto que le comparto le incomode, le moleste o le afecte.  Cada uno de nosotros establece una relación de amor profundo con Dios basada en la intervención de Su hijo Jesucristo en nuestra vida.  Creemos, todos los que hemos conocido a Dios y que es a través de Jesús que podemos conseguir la salvación eterna. Por esto, creo que cada relación con Dios es totalmente personal. 

No me considero más “cool” ni mejor que nadie por sentir que tengo una mente abierta sobre el cristianismo, al igual que no considero erróneo ni disparatero a aquel que tiene un pensamiento más conservador sobre Jesús y el “comportamiento correcto de un cristiano”.  Sí creo que todos; usted que no comparte mi idea de apertura y yo, que no comparto la suya conservadora, estamos en la misma misión, con la misma idea de llevar el mensaje del amor salvífico de Jesús a todos.

No espero convencerlo a que usted comparta mi visión de vida.  Tampoco es mi interés complacer su idea de Jesús pues La Biblia es enorme y aún ella misma no puede encerrar completamente a Dios. No vamos a estar de acuerdo en todo. Lo que sí podemos hacer es partir desde la base y de dónde convergemos para formar un ejército hermoso de cambio positivo. 

Yo soy así, de esta manera y en este estilo de vida he encontrado a Dios. Crezco, cultivo, intimo y mejoro mi relación con Dios día a día y no me avergüenzo de expresar mi total entrega y convicción a la causa de Jesús.  No hay nada mejor que vivir bajo Su presencia seguros que Su amor está sobre nosotros. 

Tampoco soy perfecto.  Mis errores son incontables y mis fallas incalculables.  Si en algo le he ofendido, discúlpeme, si le he fallado, excúseme, si le he herido, perdóneme. Intento diariamente parecerme más a Jesús.  Unos días lograré parecerme mucho a Jesús, otros serán más difíciles y quizás no lo logre.  En esos momentos a mi mente vendrá una cita de Max Lucado que decía algo como esto:

“Cuando lo logre, daré gracias.  Cuando no, buscaré Su gracia.”

Sea un día de gracias o de gracia, Dios está conmigo y mi intención de ser mejor y parecerme más a Jesús que me acompaña siempre. Respetemos las distintas maneras de relacionarse con Dios poniendo siempre como centro Su amor.  Solamente así podemos levantar una iglesia que sea realmente honesta, activa y pertinente. Solamente así podremos compartir con aquellos hermanos no cristianos el verdadero sacrificio y gracia de Jesús para la humanidad. Seamos honestos, aceptemos al prójimo, amemos a nuestros hermanos y parezcámonos día a día más a Jesús.  Amén.

[ilustraciones y fotos añadidas por Dialogo-metodista]